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El síndrome del Tuareg

En nuestro país hay mucho tuareg español que reacciona igual, Y quizás, nuestro “oasis”, pues también se está “desertizando”. Si seguimos mirando como la arena se va comiendo los oasis pues nos vamos a morir de sed.

Y en ello parece que estamos.

Todos, o muchos, sentados esperando que alguien arregle algo realmente “in-arregable”, porque nos guste o no, nuestro país a corto plazo no tiene ningún arreglo, aunque los políticos en un acto de cordura agradecible, se hiciesen el harakiri y se fuesen todos de la mano a la oficina de paro, pero sin ERE fraudulento que cobrar.

Y realmente lo siento pero es lo que hay. El desierto avanza (además suben el I.V.A) una forma más de “secar” los pocos pozos de agua que podrían reactivar el consumo.

Y tan solo nos queda ya mirar a la gasolinera, igual que los tuaregs miran a los pozos “resecos” del oasis en otro tiempo abundante, desde la lejanía y pensando que ya son pozos en los que no se puede “repostar”. Así que mejor vender el camello o el coche, y que la desertización siga avanzando.

Por eso he cambiado mi coche por un camello.

Es un camello viejo, con muy mala leche y que no le gusta que me monte encima y me lleva por el sitio contrario al que quiero ir, y sin embargo creo que he hecho un buen negocio.

Porque a partir de ahora no pararé en ninguna gasolinera –solo le daré agua y cebada- y me voy a ahorrar:

El impuesto municipal.
Los tickets de la hora.
El parking.
Las revisiones anuales.
La ITV.
El seguro (a mi camello no lo he asegurado).
Las averías (mi camello resiste más que un coche).
Las autopistas de peaje.
Las multas, a pesar de ir “pisando huevos” por las autovías.
La renovación del carnet… reconocimiento médico, fotos, etc. Todavía se puede conducir un camello sin carnet y sin perder puntos. Pero mejor no contarlo que ponen un impuesto nuevo.

Mi camello es una verdadera “joya”, a pesar de su mala “leche” y de las enormes cagadas que hecha todos los días. Pero aquí he visto el nuevo modelo, he negociado vender esa materia con una empresa energética como biocombustible y con lo que me pagan me da para cuidarle y vivir.

Es una metáfora, pero os lo cuento porque en el modo de vida, también, tenemos que reinventarnos. Cambia tu coche por un camello…

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