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Desmitificar la figura del Entrevistador

Desmitificar la figura del entrevistador

Esta es la primera tarea que debe afrontar  el candidato: desmitificar la figura del entrevistador, sabiendo que   es un profesional que suele afrontar con  responsabilidad y cuidado su difícil tarea de tomar una decisión, la más acertada posible, en relación a los candidatos presentados. ¿Quién será el mejor para el puesto, para la cultura, para la estructura de  esa empresa? Esta es la pregunta que intenta responder el entrevistador.

El entrevistador, cuando ejerce su responsabilidad  de forma  profesional, trabaja con un Modelo y con un Método, con unas técnicas y con unas herramientas que harán posible poder tomar una decisión. De la misma forma que un juez tiene unas leyes en las que ampararse (Modelo Legal) y un método que rigurosamente sigue hasta tal punto que, si no lo sigue con esmero y exactitud, puede quedar descalificado todo el trabajo (Procedimientos legales), unas técnicas para investigar la verdad con la búsqueda de pruebas (Investigación previa) y una puesta en escena en el momento del juicio.

Un entrevistador es un profesional que trabaja como cualquier otro, con modelos, métodos técnicas, herramientas, habilidades propias de su profesión y lejos de oscurantismos, químicas y  encuentros o desencuentros mágicos. Nada de sorpresas, todo es y debe ser  previsible.

Cuando el entrevistador carece de preparación profesional intenta convertir  la entrevista  en una situación imprevisible y misteriosa, echando botes de humo que disimulen su incompetencia para esta actividad.

La determinante decisión que toma el entrevistador

La determinante  decisión que toma el entrevistador en el proceso de selección  tiene  una  dimensión ética, metodológica, económica y de reputación de la empresa, por esta razón debe estar justificada profesionalmente:

  • Ética, porque está obligado a respetar la dignidad del candidato siempre y en cualquier caso, aplicando pruebas o haciendo preguntas dentro los  límites del máximo respeto  y porque  su decisión afecta de forma determinante a la vida y futuro de otra persona.
  • Metodológica, porque debe ser conocedor de la metodología y los modelos que la disciplina de selección pone a su  disposición para realizar su trabajo de forma  profesional y no como amateur.
  • Económica, porque su decisión tendrá importantes repercusiones económicas, positivas o negativas, en la organización para la que hace la selección.
  • Reputación, el entrevistador es la cara y ojos de la empresa para la que trabaja. Si su trabajo es digno y profesional, la imagen que traslada de la empresa tendrá estas características.

El papel que le corresponde al entrevistador  es el de tomar una decisión sobre el candidato, en el sentido  de   descartarlo como un candidato válido o proponerlo para ser contratado. Para eso investiga si el candidato atesora las cualidades aconsejables, los conocimientos necesarios y la motivación deseable para ocupar el puesto.  Para investigar y verificar, el entrevistador tiene que observar, escuchar, preguntar, comentar. Recogida la información analiza,  interpreta y valora los datos extraídos durante la entrevista.

En la  toma de decisiones el entrevistador se apoya, como si de una balanza se tratara, en dos grandes soportes: el emocional y el racional.  Antonio Dalmasio, neurólogo y premio Príncipe de Asturias, dice que el individuo antes de tomar una decisión hace una aproximación emotiva y luego de forma racional  comprueba o en su caso corrige las impresiones de la primera aproximación. La correcta decisión, la del profesional cualificado debería tomarse  en equilibrio y “negociación” entre el abanico de posibilidades que permite. (“En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y de los sentimientos”).