Algunos sociólogos y analistas piensan que ya no vivimos en la era del cambio sino que estamos en un cambio de era. Ya no somos capaces de explicar completamente el contexto económico y competitivo en el que trabajamos.
También hemos perdido la capacidad de predecir el futuro de una forma mínimamente fiable. No sabemos exactamente qué está pasando y tampoco somos capaces de definir las tendencias de una forma fiable. Por eso los profesionales que alcanzan un rendimiento superior (lo que llamamos éxito) no son estrictamente mejores que sus colegas, sino diferentes.
Esa diferencia, sea cuál sea, les permite una mejor adaptación y la capacidad de hacer cosas y lograr objetivos que los otros no pueden alcanzar. Tienen éxito porque están mejor adaptados a un entorno incierto y cambiante, lleno de amenazas y oportunidades y porque han desarrollado, como no hicieron los animales polares, capacidades que sus colegas no poseen. Esas capacidades es la que nosotros vamos a identificar en este capítulo. Porque no sobreviven los mas fuerte o los más inteligentes, sino los que mejor se adaptan.
Los cambios en el entorno y en las empresas son tan rápidos que a veces acudimos al mercado buscando unos puestos que no existen y no reconocemos otros que han aparecido de forma novedosa. Pero sobre todo hay que hacerse una pregunta especialmente pertinente cuando alguien inicia o vuelve a buscar trabajo: ¿Qué tipo de personas, qué tipo de características, qué tipo de rasgos son las que ahora se cotizan en las empresas? ¿Qué perfiles de empleados son los más valorados? ¿Tengo yo el perfil que se necesita o hay novedades que ni siquiera había imaginado? ¿Las características que me han hecho hasta ahora competitivo siguen siendo valoradas positivamente? De la misma forma que ya no se buscan personas valientes y que defiendan su honor como era en la edad media o que tengan una carrera universitaria como era el perfil hace unos años. ¿Cuál es el perfil deseable de un trabajador en los tiempos actuales?
Para responder a esa preguntas hay que mirar al entorno y a la empresa para descifrar las señales que nos envía, que cómo estrellas en el cielo, deben marcar parte del camino de nuestro desarrollo profesional. No estamos solos ya que el entorno condiciona en parte nuestro futuro.
Llamamos mercado a los aspectos del entorno que tiene que ver con la actividad económica y productiva.